


El proyecto ARBA está diseñado bajo principios de sustentabilidad, buscando no solo aprovechar los recursos de manera eficiente, sino también restaurar, conservar y proteger el medio ambiente en una región especialmente vulnerable al cambio climático y a la sobreexplotación de acuíferos.
1. Reducción de la sobreexplotación de acuíferos
La introducción de una planta desaladora como fuente principal de agua reducirá la presión sobre los mantos freáticos y acuíferos costeros, permitiendo su recuperación natural y evitando la intrusión salina que amenaza la viabilidad de pozos rurales.
2. Uso de energías limpias
El proyecto contempla un sistema de generación solar que alimentará parte de la operación, disminuyendo la dependencia de combustibles fósiles, reduciendo la huella de carbono y contribuyendo a la lucha contra el calentamiento global.
3. Agricultura sustentable con riego tecnificado
El acceso a agua para riego permitirá implementar sistemas de riego por goteo y otras tecnologías eficientes, reduciendo el desperdicio hídrico y evitando el uso intensivo de agroquímicos, lo que protege los suelos y la biodiversidad local.
4. Manejo responsable de residuos orgánicos
La infraestructura agroindustrial está diseñada con una lógica de economía circular, donde los residuos generados en procesos como el sacrificio animal o la agricultura serán aprovechados para producción de composta, bioenergía o alimentación animal.
5. Aprovechamiento productivo de aguas hipersalinas, cero desperdicio.
A diferencia de la mayoría de los proyectos de desalación, en ARBA las aguas hipersalinas resultantes no se vierten de nuevo al mar. En su lugar, se utilizan como materia prima para la producción de minerales y fertilizantes, cultivos especializados como microalgas, y otras aplicaciones productivas, reduciendo el impacto ambiental y generando nuevas cadenas de valor.
6. Restauración de ecosistemas productivos
Al rehabilitar tierras agrícolas y promover prácticas regenerativas, se recuperarán suelos erosionados, se plantarán especies nativas y se fortalecerán corredores ecológicos que favorecen la fauna local.
7. Reducción de la huella ambiental del transporte
Al producir alimentos localmente, se reduce la necesidad de importarlos desde miles de kilómetros de distancia, disminuyendo las emisiones asociadas al transporte de carga terrestre o marítima.
8. Infraestructura diseñada con criterios ambientales
Desde las instalaciones hasta los sistemas de manejo del agua residual, todo el complejo está planeado para minimizar el impacto ambiental, cumplir con normativas nacionales e internacionales, y demostrar que es posible desarrollar sin destruir.